miércoles, 19 de agosto de 2009






Aún así no nos buscaríamos en nuestras casas. Preferíamos encontrarnos en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier patio del barrio latino. Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos. Oh Maga, en cada mujer parecida a vos se agolpaba como un silencio ensordecedor, una pausa filosa y cristalina que acababa por derrumbarse tristemente, como un paraguas mojado que se cierra.

2 comentarios:

Ami dijo...

Rayuela! Aun debo terminar ese libro, me quedo en banda. Pero por ahora, me encanta.

Anónimo dijo...

que copado eso, lo quiero leer