domingo, 24 de enero de 2010

Y ahora me obsesioné con algunas cosas:

-Beyonce.
-Woody Allen.
-gLee.
-Dieta.
-Poliamorismo.
-Los simpsons.
-Mi sexualidad. (Uuuuuuh, qué fuerte)
-No confiar en nadie.

Esto, esto se está poniendo feo che.
Bueno, a ver. Mi ausencia se debe a que ya no tengo qué escribir. No me llegan buenas ideas. Pienso, solamente pienso. Pero estoy como desconectada. Hago las cosas y ya, sin emociones.
Tenía tantas ganas de volver y ahora que estoy acá, me da todo igual.
Necesito ver gente, relacionarme, tomar aire fresco, salir un poco, pero no puedo. Necesito un cigarrillo también.
Además de eso, tengo miedo. Últimamente, los cambios me asustan y mucho. No tengo ganas de sufrir de nuevo, pero tal vez no lo pueda evitar. A veces (siempre) soy tan dramática, drástica.
Y al mismo tiempo, creo, tengo 17 años, tengo que vivir, reirme, ser feliz. Dejar mis traumas, esas cosas que están escondidas por algún lado y gritar, mostrar quién soy y los sentimientos que en realidad tengo. Hay algo que no me deja. Yo. Me convertí en mi propio obstáculo.
Me siento sola, eso pasa. Puedo estar rodeada de gente, pero no estoy bien.
¿Habrá vuelto esa sensación de vacío de hace un tiempo atrás? No quiero, de verdad que no.

lunes, 4 de enero de 2010

-¿Usted es casada?
-Sí.
-Qué suerte tiene su marido.
-¿Le parece? Sí. Sí, tiene suerte, porque yo lo quiero mucho. Pero antes lo quería más.




-Cleopatra-




jueves, 31 de diciembre de 2009

De repente mis gritos se escucharon hasta la plaza. Alguien me estaba lastimando y reteniendo. No podía moverme. Intenté correr, alejarme, pero se me hizo imposible, todas las puertas estaban cerradas. Cerré los ojos, no podía seguir viendo tanta crueldad; como de a poco se iba llevando una parte de mí hacia otros rincones de la casa. Lo que él hacía era una tortura, no buscaba asesinarme simplemente.
Duró mucho tiempo. Más de lo esperado, más lo de lo deseado.

La angustia invadía cada uno de mis días, hasta llegar al punto de haberme acostumbrado tanto que había momentos en que la disfrutaba. A veces ese extraño ser me hablaba, a veces sólo se paseaba en silencio, creyéndose imperceptible, pero para mí no lo era. Ya no más. El tiempo avanzaba y ese juego me gustaba. Esa especie de secuestro.

No sentía la soledad, vivía en un mundo de fantasía donde realmente se podía ser feliz, donde los problemas no existían y su estrategia era algo agradable. Un lugar ideal para mí; claro está que no para él. A él le gustaba el daño, el peligro, las heridas. Y todo demostraba que iba a llevarlo a cabo sobre mí, como lo había hecho hasta ese instante. Nunca me opuse a eso. Debería haberlo hecho, haberme defendido siquiera, pero no me atreví. Hubiese sido peor, hubiese desatado una tormenta muy grande, en la cual yo no tenía nada para cubrirme.

Y después de un determinado tiempo, decidió marcharse.

-¿Buscarás a alguien más para hacer lo mismo?

Me miró. No dijo nada. Ya sabía que así sería.

El tiempo que vino después pensé en terminar de hacer su trabajo, pero esa no era lo solución. Quería que él y nadie más que él continuara. Me matara. Así que comencé a buscarlos por lugares que nadie imaginaría, en situaciones extrañas, sin éxito alguno.

Entonces, desistí, lo dejé ir. Llegué a casa y de una vez por todas, le di el trágico final a su tarea. Ese desenlace que todos esperaban.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Besame. Quiero un beso. Sí, te obligo. Pero no es sólo un capricho, es un deseo. O quizás sea una necesidad.

No quiero que lo hagas una sola vez, lo quiero de mil formas; y ahora te lo voy a describir:

Quiero un beso largo y cansino. Otro apasionado, fuerte y con mordiscos. Uno de a pedacitos con labios chiquititos. Pero además me gustaría otro que hablara por sí mismo. Quiero un beso rojo y otro multicolor. Quiero un beso amarillo acompañado de uno lleno de ilusión. También quisiera que me beses como Dios manda. Nunca te atrevas a hacerlo con lástima. Quiero un beso que duela. Otro de frutilla con sandía. Animate, tirame uno volador y con ruido, estoy segura que de tus labios sale el más hermoso sonido. Quiero uno con recuerdos infinitos, un ejemplar para guardarlo bajo llave en un cofre y no volver a abrirlo. Dame uno con miedo y ojos tristes, como pidiéndome a gritos que siempre me mantenga a tu lado. Besame con timidez, pero avanzá con ese mismo hasta llegar a la degeneración. Quiero uno con lluvia y otro con sol. Quiero un beso de película y otro en el cine. Otro en el parque, con amigos y guitarra de fondo. También uno que me toque el alma y se convierta en cuento. Podés darme otro que te diga lo que siento.

Quiero muchos otros, pero a los últimos los tenés que descubrir. Investigá bien, observá mis movimientos, no siempre digo lo que quiero y nunca me arrepiento. Dame uno lleno de dibujos, papel y tiza. Sería bueno que me lleves hasta la cornisa.

Quiero un beso. Ya. Tuyo. Nada más que de tu boca. En este momento no necesito de otra.

¿Cuánto más me vas a hacer esperar?

Antes de marcharte y yo marchitarme, quiero que me des el último. Uno que me llene de momentos y me vuele la cabeza. Confundime y asesiname. No pido más que ver un poco de sangre.

Supongo que debería desear felices fiestas o hablar de Navidad, o cosas así. Pero no, no lo voy a hacer, simplemente porque no tengo ganas.
Mañana, o en unas horas, me voy de vacaciones y la verdad que no me interesa nada. Solamente me quiero ir, desaparecer, calmar y limpiar mi cabeza. A fondo.
En fin, ahora voy a hacer otra entrada con algo que escribí el otro día que me desperté 4:30 a.m. y no me podía dormir. Ideas locas que están revoloteando y de repente se instalan en mi pequeña y aturdida cabecita. No sé si está bueno, no me importa tampoco. Disfrútenlo y extrañen a su confiable amiga Solci. Volveré a escribir un poco más animada, ¿volveré?



PosData: Llueve, señoritas y señoritos.

martes, 22 de diciembre de 2009







-LAS
NOCHES DE LLUVIA ME DAN GANAS DE ENAMORARME-








viernes, 18 de diciembre de 2009

Y entonces cito a mi tía (un poco borracha yo, un poco más ella):


"Yo te digo: la vida no es fácil"

martes, 15 de diciembre de 2009

domingo, 13 de diciembre de 2009

Estoy cansada. Muy cansada. No sé qué quiero. No sé qué necesito. Solamente sé que estoy harta y que me siento muy presionada. Tengo un nudo en la garganta, y uno bien grande, que no me deja hablar.
Que tenés que estudiar, que tenés que limpiar, que no nos podemos ver, que mañana rendís, levantate, que no te podés olvidar de las cosas, que te tenés que sacar un 100, que comé, que sos chiquita, que sos una inútil, que nunca hacés nada. Y sí, siento que mi vida es una mierda y que no valgo para nadie.
DEJENME DE ROMPER LAS PELOTAS. Todos los años me pasa lo mismo, cuando llega la hora de rendir Inglés me pongo así. Mal. Melancólica. Ahogada.
Pero va a haber un día que Solci va a explotar y va a mandar todo al carajo. Y lo del suicidio, y lo de la sobredosis de pastillas, y lo de empezar a hacerse daño a sí misma ya no va a ser una joda; lo va a llevar a cabo. Y eso sí que va a ser un caos, el mismísimo infierno.
Y esto hasta el jueves no se me pasa, pero lo voy a escondar y todo va a ser como todos los días. Como siempre hago.


HEY, GO TO HELL !